
Radiografía de los inquilinos de Mendoza: incapacidad para emanciparse y falta de acceso a la vivienda. Tejido en MDZ
En Mendoza hay 143 mil inquilinos. Representan el 21% de la población, pero con particularidades que la hacen especial del resto del país. Los datos.
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En Mendoza actualmente hay 143 mil inquilinos. Esto se desprende de un informe que llevó a cabo la fundación Tejido Urbano, que lleva a cabo encuestas vinculadas con el acceso a la vivienda y distribución socioeconómica, etaria y de ubicación de este inquilino. Para explicar el informe, el investigador Matías Araujo dialogó con MDZ Radio 105.5 FM.
Como primera medida, vale aclarar que estos 143 mil inquilinos en la provincia representan solo el 21% de los habitantes. En el Gran Mendoza, en algunos departamentos, este número crece al 30% de la población. En total, el 60% aproximadamente son propietarios (alrededor de 400.451 hogares). Sin embargo, desde la fundación advierten algunas particularidades que tiene la provincia que son dignas de desglose, por la diferencia en la que se presentan en relación al resto del país.
“El Gran Mendoza tiene algunas particularidades. Si bien hay un proceso de inquilinización en Argentina, en Mendoza la mayoría de sus inquilinos son familias. Es distinto al resto del país. Generalmente los inquilinos crecen porque se ve un cambio en la vida de las personas, por ejemplo, de hogares unipersonales, personas que viven solas o con su pareja, que deciden independizarse, entre otras cuestiones. Pero en Mendoza vemos un núcleo muy fuerte de familias que empiezan a alquilar”, comenzó explicando Araujo.
De hecho, agregó que si se va al dato socioeconómico de esas familias, solo el 25% se corresponden a los estratos más bajos, mientras los más altos tienen una representación mucho más amplia. Son personas que probablemente podrían acceder a una vivienda y hoy no lo hacen.
Grupos etarios, sociales y diversificación por zona
“Nosotros venimos investigando diferentes grupos etarios. A nivel nacional detectamos que muchos adultos mayores están cayendo dentro del fenómeno de la inquilinización, con lo que eso conlleva si consideramos lo que implica pagar un alquiler con una jubilación mínima. Empezamos a ver además que los jóvenes empezaron a tener una dificultad para emanciparse. Antes, a los 25 años terminabas la facultad en algunos casos, tenías tu trabajo, te independizabas y empezabas a alquilar. A los 35, cuando tenías un ahorro y más ingresos, accedías a tu casa propia. Lo que pasa ahora es que esas personas de 35 empezaron a no poder acceder a un crédito hipotecario ni a su vivienda propia. Siguieron alquilando y se fueron acumulando con los nuevos 25. Tenés capas generacionales de inquilinos que se fueron sumando. Todos están hoy en el mercado del alquiler”, explicó claramente sobre el fenómeno Matías Araujo.
Luego, se refirió específicamente a esas dificultades para la emancipación de jóvenes. Señaló que anteriormente, en los alrededores de la UNCuyo, la UTN, o la Universidad Maza había una alta proporción de hogares inquilinos jóvenes, lo que hoy no sucede. Es un dato llamativo para el investigador, que lo vincula con la falta de empleo. “Si bien antes los chicos vivían cerca de la facultad porque les generaba algún tipo de oportunidad de trabajo alrededor de ellas, hoy eso no ocurre porque no pueden afrontar el gasto de una vivienda. Eso habla de dos cosas: por un lado que los chicos tienen barreras para acceder al mercado de alquileres. Por otro, que no tienen la misma disponibilidad de empleo que tenían los chicos de hace 20 años atrás”, señaló.
Luego, se analizó los municipios por separado al poner en consideración el impacto del desarrollo urbano en el proceso de inquilinización. Al referirse a los municipios con más incidencia, explicó: “Capital hace su aporte porque es el que más oferta tiene y a la vez más población. Le siguen Godoy Cruz y Guaymallén. Hay algunos radios sensibles que marcan arriba el 60% o 80% de inquilinos, lo que llama poderosamente la atención. Le siguen Las Heras, Maipú y Luján. Hay una diferencia sutil entre los departamentos, que tiene que ver con el desarrollo urbano y cómo fue creciendo Mendoza”.
“Empezamos a ver que en Godoy Cruz y Guaymallén el inquilino es de un hogar unipersonal, lo que se corresponde con el desarrollo urbano (monoambientes, uno y dos ambientes) que va de la mano con el tipo de hogar. En Las Heras y Maipú, en cambio, empezamos a tener alquileres entre familias más amplias o alquiler compartido. En Luján de Cuyo hay casos de cohabitación y tiene que ver con cómo fue creciendo el área metropolitana de Mendoza”, agregó.
“Entre 2018 y 2024 Mendoza fue creciendo más o menos un parque San Martín por año y eso habla de que empezamos a ver cómo la provincia empieza a construir más casas, se horizontaliza y empieza a no tener tantos edificios. Hay lugares donde hay edificios y hay inquilinos unipersonales que viven solos o con su pareja. Donde hay más casas empiezan a haber más familias. Esto implica que en Luján, Maipú y Las Heras, por ejemplo, las familias se instalan a vivir más que los jóvenes que eligen vivir en Godoy Cruz, Capital o Guaymallén”, explicó. Agregó además que influyen variables como los precios de los alquileres.
La influencia de la derogación de la ley de alquileres
La Ley de Alquileres fue derogada en Argentina a finales de 2023, con la llegada del actual presidente Javier Milei. La decisión cambió el escenario del mercado inmobiliario y tuvo sus influencias. Sin embargo, Araujo advirtió: “Podemos hacer conclusiones muy aisladas pero todavía no podemos ver tendencias específicas. Porque muchas personas que firmaron contrato en 2022 y 2023 todavía alquilan con la ley vieja. Los que alquilaron de 2024 en adelante recién lo hicieron bajo la desregulación”.
Sin embargo, explicó: “Por la caída de la ley sí hubo un incremento de la oferta, los precios en términos de rentabilidad se estabilizaron. Pero a nosotros nos interesa verlo desde el lado del inquilino y lo que sucedió fue que como el salario no se ajustó de la misma manera, las personas empezaron a tener más dificultades para pagar el alquiler. Eso no tiene que ver con que el alquiler está más caro o no, si hay oferta o no. Sino más bien con la sostenibilidad que tienen esos hogares de poder aguantar ese alquiler y los gastos de vivienda que conllevan, como expensas y servicios”.